Gustavo de Maeztu en otros museos

Gustavo de Maeztu en otros museos

Son innumerables las obras que Maeztu pintó durante sus 60 años de vida. La mayor parte de ellas se localizan en el Museo Gustavo de Maeztu (Estella-Lizarra), pero muchas se pueden visitar en otros centros de arte y otros emplazamientos, no sólo de Navarra, sino también de Álava, Guipúzcoa, Madrid, Londres o Buenos Aires.

 

Crepúsculo en la Barquera – Museo de Bellas Artes de Álava

Técnica: óleo sobre lienzo. Fecha: 1925-1926. Medidas: 85 x 100.

El Museo de Bellas Artes de Álava alberga en su colección varios óleos de Maeztu. Uno de ellos es este, dedicado a los marines de la localidad cántabra de San Vicente de la Barquera. No olvidemos que la temática de la pesca y el mar es recurrente en la obra del pintor vasco.

En este cuadro, Crepúsculo en la Barquera, aparecen dos embarcaciones de vapor apropiadas para la «tarrafa», arte de pesca de crecida, muy usual en las costas españolas. La pesca se llevaba a cabo durante la noche o al salir las embarcaciones del puerto durante el crepúsculo. Se trata de una obra impregnada de espíritu moderno con la silueta de dos grandes vapores recortados contra el horizonte luminoso del puerto. El poder de los barcos aumenta por estar planteados como grandes masas metálicas negras y por la vigorosa columna de humo que sale de una de las chimeneas, que se funde con la atmósfera nocturna. Los marinos son casi estatuas sobre los barcos, que le sirven como pedestales.

 

Amor de taberna – Museo de Arte Reina Sofía

El Museo de Arte Reina Sofía (Madrid) alberga en su colección dos obras homónimas del pintor vitoriano Gustavo de Maeztu. Una de ellas es esta, Amor de taberna, pintada hacia el año 1924. Se trata de un óleo sobre lienzo de 92 x 70 cm. Ingresó en el Reina Sofía en 1988,  procedente de la ordenación de fondos del Museo Español de Arte Contemporáneo (MEAC).

Destacan los tonos ocres y dorados de la pareja que protagoniza el cuadro, así como del fondo liso y apagado. Ambos, alumnados con una tenue y cálida luz, sostienen una copa en la mano. El hombre, de mayor edad que la mujer, la mira a esta con gesto preocupado mientras ella hunde la mirada en el suelo. La dirección de las miradas y los brazos con las copas hacen de este óleo una composición circular.

 

Las mujeres del mar – Museo de Bellas Artes de Bilbao

El Museo de Bellas Artes de Bilbao cuenta con ocho obras de Gustavo de Maeztu: seis pinturas —algunas expuestas en sus salas— y dos litografías sobre papel.

Uno de los óleos expuestos es Las mujeres del mar, pintado hacia 1916, en un tamaño de 217 x 232 cm y adquirido por este museo en 1928.

Gustavo de Maeztu mostró al público por primera vez esta obra en febrero de 1917, en una muestra colectiva en Bilbao, donde expuso otras pinturas como El ciego de Calatañazor —también adquirido por el Bellas Artes de la ciudad—.

En Las mujeres del mar, Maeztu representa la angustia de las esposas de los marineros, que esperan juntas el desenlace de sus maridos e interrogan al mar como si de una fuerza sobrenatural se tratara. Aparecen cuatro figuras hieráticas en primer plano, en dolorosa espera y zozobra, aunque su apariencia sea robusta, y con un paisaje ficticio de fondo. Una escena intemporal cargada de simbolismo: de amor, de dolor y de trabajo.

Por el 110 aniversario del Museo de Bellas Artes de Bilbao, el periódico El Correo citó a cuatro mujeres de renombre del panorama artístico e intelectual vasco para recrear la escena del cuadro en el puerto pesquero de Ondarroa (Vizcaya). La noticia puede leerse AQUÍ.

 

Pasión – Museo de Arte Reina Sofía y Museo de Zamora

El Museo de Arte Reina Sofía (Madrid) alberga en su colección dos obras homónimas del pintor vitoriano Gustavo de Maeztu. Una de ellas es esta, Pasión, pintada hacia el año 1919 y depositada hoy en el Museo de Zamora.

En este óleo, las tonalidades verdes y azules del fondo, y el mantón y la ropa del varón, contrastan con la carnalidad de la mujer. Tal y como sucede en las obras maeztunianas, los protagonistas se encuentran en un primer plano resaltado, con el fin de que la mirada del espectador incida automáticamente sobre ellos.  Se percibe igualdad de importancia en cuanto al tamaño de los personajes se refiere, los cuales se muestran su amor.

Esta obra tiene unas medidas de 154 x 144,5 cm e ingresó en la colección del Reina Sofía en 1988.

 

Bilbao, ría y ayuntamiento – Museo de Bellas Artes de Álava

Bilbao, ría y ayuntamiento o Ría de Bilbao es una de las obras paisajísticas más realistas de Gustavo de Maeztu. Su datación se corresponde con la primera mitad del siglo XX y se encuentra ubicado en el Museo de Bellas Artes de Álava. Tiene unas medidas de 60 x 85 cm.

En esta composición horizontal en la que predominan las tonalidades ocres, puede distinguirse la ría con barcas a su paso por la ciudad de Bilbao, en el paseo del Arenal, dejando ver en el fondo algunas edificaciones y el ayuntamiento.

 

Tierra vasca, lírica y religión – Juntas Generales de Bizkaia

Nos trasladamos a las Juntas Generales de Bizkaia (en Gernika), concretamente a la Sala de la Vidriera, donde queda expuesto un impresionante óleo de 300 cm de altura en el que resaltan los colores azules verdosos.

Este tríptico pintado en 1922 recibe el nombre de Tierra vasca, lírica y religión, y las pretensiones de Maeztu fueron las de reflejar el fatídico día 20 de abril de 1878, conocido como “la Galerna del Sábado de Gloria”, en el cual más de doscientos marineros vascos y cántabros perdieron la vida en la localidad vizcaína de Bermeo.

Si el panel central es de mayor tamaño y representa la escena principal, dando título a la obra, los paneles laterales muestran el ensalzamiento de las costumbres y la religiosidad de la tierra vasca, recibiendo la designación de ‘Religión’. Mientras que el situado a la izquierda detalla una procesión que desemboca en una iglesia en la colina de un acantilado, acompañada de un séquito de personas que acuden a la iglesia, en el de la derecha, la primera diferencia que se aprecia es que el mar se encuentra picado respecto al anterior y el grupo de personas acude a un entierro que desemboca en una iglesia de la que solo se distingue el atrio.

La confluencia entre la vida y la muerte, la alegría y la tristeza queda señalada en el panel central, que muestra a algunos de los supervivientes del fatalismo vivido, dos de ellos alzando los remos al cielo en señal de victoria.

Gustavo comenzó a realizar los bocetos preparatorios en una localidad cercana a París y, una vez asentado en Bilbao, fue estructurando los tres lienzos.

 

Mongoles – Museo de Bellas Artes de Álava

Uno de los centros que alberga cierta cantidad de obras de nuestro artista vitoriano, Gustavo de Maeztu, es el Museo de Bellas Artes de Álava (en Vitoria – Gasteiz).

Con esta obra, Mongoles (1921-1922), queda comprobado una vez más la importancia que tenía para Maeztu la representación no solo de género, sino también la racial. En ella se aprecia una composición cuadrangular en la que los dos protagonistas ocupan un lugar privilegiado en el lienzo. Tras un cortinaje de colores claros, resaltan las tonalidades más oscuras, compuestas tanto por el ropaje de la pareja como por el color de los respectivos rostros. Una característica importante de esta pintura es que a los personajes los ha representado con la indumentaria propia de Oriente. La datación de la obra se corresponde durante su estancia londinense en el barrio de Chelsea, un cambio para Maeztu no solo importante a nivel psicológico y de costumbres, sino también en la práctica de la pincelada y de la temática en sus obras.

Consulta AQUÍ el catálogo de las obras de Gustavo de Maeztu que se encuentran en el Museo de Bellas Artes de Álava.

 

Ensueño romántico – Museo de Navarra

Se trata de un cuadro que pintó entre 1918-1919 y que hoy puede contemplarse en el Museo de Navarra. Al igual que en el resto de sus obras, la importancia de su pintura no solo reside en el protagonismo de sus personajes, sino también en el paisaje. En esta ocasión, se vislumbra un pequeño pueblo de montaña y un arco con varias arcadas.

Todo ello se arropa de un aroma romántico gracias a la muestra de cariño de los dos personajes centrales: los enamorados. Ambos visten a la moda del siglo XX. Mientras que la joven porta un vestido largo de tonos anacarados y claros con un elaborado tocado recogido en una peineta, el hombre viste una capa oscura y ampulosa, pudiéndose apreciar en su rostro un signo más serio e inexpresivo.

En un segundo plano y en colores más desapercibidos, aparecen dos ancianas encapuchadas leyendo un libro. A sus pies, un pavo real de intensos colores y un jarrón con flores.