VIII Bienal de Artes Plásticas Ciudad de Estella-Lizarra. Varios

VIII Bienal de Artes Plásticas Ciudad de Estella-Lizarra. Varios

Siempre es un gusto llegarse hasta Estella, caminar por sus calles y plazas, entrar en alguna de sus iglesias o en alguno de sus comercios antañones, compartir mesa en alguno de sus restaurantes o sociedades gastronómicas. Estella es una ciudad en la que coexisten armoniosamente el pasado y el presente, un buen lugar desde el cual contemplar el mundo. Su Bienal, ya veterana pues en esta ocasión estamos ante su octava edición, es la que nos congrega. Llegamos de distintos horizontes, con el objeto de seleccionar -este año, en dos sesiones, la primera sobre soporte fotográfico- los alrededor de treinta cuadros que se expondrán a la sombra de los del gran Gustavo de Maeztu, y aquellos tres o cuatro que pasarán a engrosar el patrimonio artístico municipal. Llueve sobre mojado, y sabemos ya que la colección en marcha se va consolidando, y lo tenemos en cuenta a la hora de decidir qué piezas incorporar. El día de mañana, Estella podrá presumir de una colección de primera.

Chema Peralta, el pintor galardonado este año, es un castellano viejo. Un paisajista sobrio, de quintaesencias. Sus varias comparecencias sucesivas en Utopia Parkway, galería madrileña donde por cierto ahora mismo se celebra la segunda individual capitalina de Elena Goñi, nos han permitido comprobar que cuadro tras cuadro su arte se ha ido despojando de lo accesorio. Una referencia muy importante para él, es la pintura del palentino Juan Manuel Díaz-Caneja. Como este último, Chema Peralta es casi un abstracto. El quid está en ese «casi»: estamos ante un pintor puro, pero evocador, reconstructor en la memoria, de machadianas soledades, de cerros escuetos, de ocres, pardos y grises.

El navarro Miguel Leache, cuya portentosa acuarela en torno a un reloj decidimos adquirir, fue uno de los pintores cuya obra se pudo contemplar en mi reciente colectiva pamplonesa Silencios: 22 pintores navarros. La imagen posee una fuerza y un dramatismo, que casi nos llevan del lado de ciertos clásicos del cine negro norteamericano. Otras veces, Leache nos ha hablado de sus deambulaciones por París -un París de pasajes, de librerías, de teatros, de estaciones de metro- o un Nueva York hopperiano. Poca gente se atreve hoy, por lo demás, con el arte de la acuarela. Él lo hace, y con resultados que nada tienen que ver con el efectismo en que muchas veces se queda, hoy, ese arte.

De Carlos Puig, también navarro, conocíamos ya algún cuadro de otros certámenes celebrados por aquí. Este que se decidió adquirir, está un poco entre Hokusai o Hiroshige, y Hergé. Línea clara, capacidad para decir el mundo en torno, sentimiento de la naturaleza, sensibilidad para lo urbano, confluyen en una pintura rotunda, enormemente limpia y atractiva.

Antonio Montalvo, el tercer pintor cuyo cuadro se adquirió, es el más joven del cuarteto. Licenciado en Bellas Artes por la Facultad de su Granada natal en el año 2005, hasta la fecha tan sólo ha realizado un par de individuales, además de haber disfrutado de distintas becas. Practica una figuración inteligente, muy línea clara ella también, con la que habla del arte mismo, de sus objetos, de sus lugares de exposición.

Decidimos otorgarles, por lo demás, sendas menciones honoríficas a los cuadros presentados por el madrileño Alberto Pina, y por la navarra -de Tudela- Belén Puyo. El primero, Berlín Este, impregnado de una gran melancolía, es característico del estilo entre naturalista y metafísico de este pintor, habitual expositor él también en Utopia Parkway. Belén Puyo, por su parte, practica un arte abstracto y sutil, adscrito a coordenadas post-minimalistas.

Junto a estas seis pinturas, otras veintisiete que por distintas razones nos pareció merecían ser integradas a la exposición que como todos los años puede contemplarse ahora en las salas del Museo Gustavo de Maeztu. Pinturas abstractas, pinturas figurativas de índole metafísica, pinturas naturalistas, pinturas en las que se aprecian contaminaciones fotográficas, pinturas que transitan por senderos intermedios. Nombres conocidos (Illán Argüello, José Bellosillo, Carmelo Camacho, Roberto Campos, Luis Candaudap con un cuadro alusivo a las andanzas bélicas de Rafael Sánchez Mazas, José Ramón Elorza, Gonzalo Goytisolo, Pilar Lacruz, Arantzazu Martínez -que acaba de exponer en la propia pinacoteca estellesa-, Ángeles Mauriño, Julio Pardo, Jesús Rivero, Koldo Sebastián, Manuel Vilches…), alguno de ellos ya seleccionado en ocasiones anteriores, y nombres emergentes, cuya presencia demuestra que el arte de la pintura, mal que les pesa a algunos, sigue gozando de buena salud. Nombres navarros, y otros que nos llegan de Ávila, Barcelona, Bilbao, Madrid, San Sebastián, Teruel, Valencia, Vitoria… Enhorabuena, un año más, a Estella, a su Ayuntamiento, a su Museo.

 

JUAN MANUEL BONET

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