Exposición “IBARROLA. Abstracciones. El fondo liberado”

Exposición “IBARROLA. Abstracciones. El fondo liberado”

Exposición Agustín Ibarrola. Abstracciones. El fondo liberado

 

El Museo Gustavo de Maeztu reúne entre el 4 de marzo y el 29 de mayo de 2022, en la sala de exposiciones temporales, una muestra del trabajo del artista Agustín Ibarrola, nacido en Bilbao en 1930, relacionado con la representación del mundo del trabajo de las fábricas y los caseríos.

En esta figuración, trabajada entre finales de los años cincuenta y setenta, coexistió con la experiencia de formar parte del Equipo 57. Este colectivo puso su énfasis en la función social del arte.

Las convicciones y actividades políticas de Ibarrola, su militancia en el Partido Comunista y el desarrollo de Comisiones Obreras de Euskadi, motivaron su detención en 1962, y su posterior encarcelamiento hasta 1965. En prisión continuó reflejando en sus obras su compromiso por desarrollar un ensalzamiento del mundo obrero y campesino. Esta exaltación del proletariado, que se divide entre el testimonio de las experiencias vividas y la intención simbólica, constituyó la esencia de su creación durante más de una década.

En la configuración de esta producción se aprecia una evolución hacia modelos progresivamente más esenciales. De la inicial representación enraizada en la estética de Arteta y el realismo socialista, Ibarrola caminó hacia una tendencia cada vez más despojada y geométrica en la construcción de las figuras.

La situación política del país se normalizó con la llegada de la democracia y liberó a Ibarrola de la exigencia de la defensa proletaria, para conceder el protagonismo a toda esa experimentación plástica, independizada del relato.

A este período pertenecen las obras expuestas en el Museo Gustavo de Maeztu. Tal y como afirma el investigador y especialista en la obra de IBARROLA, en su estudio para la exposición realizada en Madrid, Mikel Lertxundi Galiana, en estas obras, la interactividad del espacio plástico, uno de los pilares fundamentales de su creación, durante su experiencia en el Equipo 57, y que tuvo continuidad en la interrelación entre fondo y figura en su pintura obrera, se hace ver en esta producción abstracta. Desempeñan un papel importante las oposiciones de lleno- vacío, cóncavo-convexo, arriba-abajo y negativo-positivo.

En varias de las piezas destaca el juego rayado que aparecía en los genéricos espacios de muchos de sus óleos figurativos y de su producción xilográfica, y que se torna aquí en abstractas composiciones estriadas o entrelazadas.

En los óleos sobre papel, que respiran influjos suprematistas en la adopción de una sobria geometría en negro, Ibarrola entra en contacto con propuestas desarrolladas en los cincuenta por otros creadores vascos con los que trató: la investigación de Oteiza en torno al cubo, o la de Néstor Basterretxea a propósito de los círculos atravesados por otras formas.

Este conjunto de piezas está dominada por un dinamismo logrado mediante diversos recursos, como el recurrente empleo de las diagonales, o el corte, cruce y trenzado de los elementos lineales.

La entrada a esta exposición es gratuita, como todas las actividades culturales que se llevan a cabo en la pinacoteca estellesa, y puede visitarse en su horario de apertura: de martes a sábado, de 9:30 a 13:30 horas; domingos y festivos, de 11:00 a 14:00 horas.

Esta muestra ha sido producida por el Museo Gustavo de Maeztu y la Galería José de la Mano de Madrid.

TRAYECTORIA VITAL Y ARTÍSTICA:

Agustín Ibarrola Goicoechea, nace en Bilbao, en 1930 en el seno de una familia obrera. Siendo un niño, vivió la Guerra Civil Española, episodio que marcará su vida y su trayectoria artística. Ibarrola, despierta una gran curiosidad por el arte y a los 14 años ingresa en la Escuela de Artes y Oficios de Bilbao, con la intención de aprender dibujo y pintura.

Representa el mundo del trabajo en las fábricas y los caseríos, hasta que en 1948 logra su primera exposición individual en Bilbao. Esta exposición supone un cambio en su formación y se traslada a Madrid para seguir formándose en la Escuela Superior de Bellas Artes de San Fernando. No pudo matricularse al no poseer estudios por lo que acaba ingresando en el taller de Daniel Vázquez Díaz.

Su primer viaje al extranjero es a París en 1956, donde ejerce como secretario de la Asociación de Artistas Españoles y conoce a los que, junto a él, formarán el Equipo 57.

Como miembro activo del Partido Comunista es detenido en 1962 y juzgado por un tribunal militar a nueve años de encarcelamiento. Dentro de la cárcel sigue pintando y dibujando, aunque no puede firmar las obras ni exhibirlas en el exterior.

Un año después Appel for Amnisty, a través del Partido Comunista de España, organiza una exposición en Londres, París, Bélgica, Alemania e Italia con estas obras «ilegales» que actualmente han desaparecido.

En 1965 es puesto en libertad y se embarca, junto a otros artistas vascos, en la creación de los grupos artísticos de la Escuela Vasca; Gaur, Emen, Orain y Danok. En 1967 es detenido nuevamente y encarcelado en Basauri (Bizkaia) hasta 1969, cuando entra a formar parte de la Escuela de Deba.

A partir de este momento, participa en diferentes exposiciones y acontecimientos artísticos en torno al arte vasco. Participa en la Primera Muestra Indiscriminada de Arte Vasco de Barakaldo (Bizkaia) y en los Encuentros de Arte de Pamplona de 1972, también expone como único representante vasco en la Bienal de Venecia de 1976.

En 1977 realiza una de sus creaciones más ambiciosas, el mural Guernica, un gran friso narrativo de diez metros de largo como homenaje al Guernica (1937) de Pablo Picasso. Además, con esta obra contribuye al movimiento ciudadano que, impulsado por él y otros, reclamaba su instalación definitiva en el País Vasco.

En los años 80, fue profesor en la Facultad de Bellas de la Universidad del País Vasco y cinco años después es cesado por carecer de titulación. En 1987 el Ministerio de Cultura y el Ayuntamiento de Madrid, organizan una exposición antológica que posteriormente viajará a Zaragoza y Bilbao, en la que participará activamente.

Concluida esta etapa expositiva y retirado en su caserío de Kortezubi (Bizkaia), comienza a experimentar con el uso de materiales variados como traviesas de ferrocarril, cartones, palossecos, hierro colado, acero corten… Inicia la etapa que le llevará a realizar una larga serie de intervenciones artísticas en la naturaleza. Los troncos del bosque de Oma, cercano a las cuevas prehistóricas de Santimamiñe y a su residencia, se convierten en el soporte de una de las aventuras estéticas más atrevidas y conocidas de su creación, El bosque animado de Oma (1983-1987).

Agustín Ibarrola cuenta, a partir de la última década del siglo XX, con el reconocimiento por parte de las instituciones públicas vascas que le encargan varias esculturas y las sitúan en espacios públicos. En 1993, recibe la Medalla de Oro al Mérito en Bellas Artes junto a los integrantes del Equipo 57 y es invitado por la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Salamanca para crear el Bosque de Olmos Secos (1995-1996) en esta ciudad.

En colaboración con RENFE expone, a partir de 1997, en varias ciudades de España sus famosas series escultóricas con traviesas, mientras sigue participando en diferentes exposiciones con obra gráfica y pictórica. Sus experimentos con elementos naturales toman realidad en estéticos paisajes artísticos como; «Piedras y árboles» (1999) en Allariz (Ourense), Los cubos de la memoria (2001- 2006) en el puerto de Llanes (Asturias), el escenario del auditorio al aire libre que, con 130 traviesas proyectó para la cuenca minera del Ruhr, en Bottrop (Alemania) en 2002 o las Piedras Ibarrola pintadas en la dehesa Garoza de Bracamonte (Muñogalindo, Ávila) entre 2005 y 2009.

Durante la primera década del siglo XXI destaca por su militancia antiterrorista y dona numerosas esculturas en homenaje a las víctimas del terrorismo Se exponen en lugares como Santander, Andoain, Ermua, Vitoria, Logroño, Alicante o Murcia.

Ibarrola continúa manteniendo su impulso creativo y su disciplina de trabajo en su retiro del Valle de Oma (Kortezubi, Bizkaia), en el caserío donde se instaló con su familia en los años ochenta.