Exposición «Ensō», de Koldo Sebastián

Exposición «Ensō», de Koldo Sebastián

 

El Museo Gustavo de Maeztu reúne entre el 2 de diciembre de 2021 y el 27 de febrero de 2022, en la sala de exposiciones temporales, una muestra del creador plástico Koldo Sebastián del Cerro (Pamplona, 1961) que orbita en torno al concepto japonés ensō (‘círculo’), término que da nombre a la exposición.

La instalación se abrirá al público el jueves 2 de diciembre a las 11:00 horas y podrá visitarse en la pinacoteca estellesa con entrada gratuita en el horario habitual de apertura: de martes a sábado, de 9:30 a 13:30; domingos y festivos, de 11:00 a 14:00 horas.

Esta muestra, tal como sugiere su título, se compone de piezas plásticas circulares. En la cultura japonesa, ensō no es meramente un elemento geométrico, sino que encierra una simbología: se trata de una representación de lo universal, “donde cada parte de ese todo trasciende a sí misma precisamente por ser integrante intrínseco de esa totalidad ”, explica Sebastián. El término se relaciona con el budismo zen, donde, con un trazo, se intenta lograr un círculo perfecto.

Para el artista pamplonés, ensō es, además de lo anterior, un reflejo del recorrido vital de cada persona (que comienza y acaba), y lo relaciona con una parte personal afectiva: “Dedico esta exposición a una amiga japonesa que falleció hace un año, como gesto de gratitud hacia ella por lo que ha supuesto en mi vida”, relata.

La instalación consta, por un lado, de dos familias o grupos de obras creadas con madera pintada: un grupo abarca doce piezas de un metro de diámetro cada una y el otro grupo comprende trece piezas de 50 centímetros cada una. Ambas familias, explica Sebastián, están inspiradas en el mecanismo de Anticítera, el ordenador analógico más antiguo del mundo, supuestamente construido por científicos griegos hace unos 2200 años, y cuyos restos se encontraron en el mar Egeo a comienzos del siglo XX. Este artilugio permitía, con bastante precisión, predecir eclipses y posiciones de cuerpos celestes, y se componía fundamentalmente de círculos y coronas cuya relación tangente permitía su engranaje y funcionamiento.

Por otro lado, la exposición de Sebastián incluye también varias obras realizadas en acero, “más complejas que el círculo y la corona”, apunta. No obstante, “no son un grupo completo, puesto que su desarrollo sigue todavía abierto”, añade.

Koldo Sebastián, que ya expuso en el Museo Gustavo de Maeztu de forma individual en 1998 y ha formado parte de la anterior muestra colectiva solidaria (Devolviendo sonrisas), se mueve dentro de la abstracción geométrica: “Aunque no soy un ortodoxo de los números, me sirven para construir estructuras y sistemas concretos, sencillos y clarificadores —detalla—. Mi trabajo oscila entre el orden y la improvisación. Aunque son conceptos aparentemente opuestos, creo que el aprovechamiento de lo imprevisible requiere de conocimiento y control”.

Todo el contenido de esta exposición se enmarca dentro de una serie más amplia en la que el artista navarro lleva trabajando desde 2013, llamada Infiniverso, cuyo fin es reflexionar sobre la relación ineludible entre lo absoluto y lo relativo.